MI MUNDO "CLOWN"
Permaneciendo en este hermoso mundo “clown” donde los sentidos se
avivan, donde aprendes a escuchar la música de tu corazón y aprendes también a
entregar tu música a los demás, llega un sentimiento tan grande a mi vida; que es casi, casi inexplicable. Empiezo a reflexionar en tantas cosas pasadas,
en decepciones, alegrías, frustraciones, esperanzas; pero sobre todo en sanar.
Sí, a sanar, porque de una u otra manera, todos estamos contaminados de virus como:
tristeza, resentimiento, egoísmo, orgullo, ira, conformismo…
No es fácil el camino por recorrer, aunque parezca que el ponerse el
traje de payaso y la nariz fuera así de sencillo, el proceso para ser un buen
Doctor “Clown” es un sendero lleno de emociones que, en ocasiones, resulta ser muy
fuerte ese reencuentro con tu verdadero “yo”, aceptar que hay cosas que debes y
tienes que cambiar, cosas que conscientemente no somos capaces de aceptar y en ocasiones nos resistimos a hacerlo,
hasta que el “payaso” que vive en ti, gana la batalla y triunfa su sonrisa y su
mirada de amor.
No digo que el ser payaso humanitario te convierta de un día para el
otro en mejor persona, pero sí te convertirá en un mejor ser para alguien más.
Quizá, ese "alguien" pueda observar en ti eso que aún tú no has observado,
aquella dulzura, aquella entrega que ni tú mismo puedes entender. Otra alma que simplemente sonreirá agradecida sin juzgarte, sin analizarte, otra alma que sabrá
que “eres y estás”.
Mientras entrenaba mis sentidos con los “hilos de vida”, pude entender
qué fácil puede ser sentir el corazón de alguien más, qué fácil puede ser guiar
a alguien hacia el bienestar y también dejar que te guíen, sin posiciones de
jerarquía ni de sumisión; simplemente es tomar la vida de alguien en tus manos
como si fuera la tuya y sentir, sentir hasta lograr que tu alma brote a través de tus
ojos.


Mi mundo “clown” es mágico, es eterno, va conmigo a todas partes, rompe
esquemas, me llaman “loca” y sin embargo, ya no me enoja, me alegra, porque sí;
siento que mis hermanos “clowns” y yo, pertenecemos a esa generación de “Quijotes",
hidalgos sin Sanchos Panzas y sin Rocinantes, con un gran escudo ante la
crítica y la incomprensión: “nuestra nariz roja” y vamos dando pasos certeros,
sabiendo que “si los perros ladran es señal de que estamos avanzando”, luchando
contra gigantes que son como los molinos de vientos, viendo en seres tristes y
enojados a todas las Dulcineas que andan por la vida, viendo más allá de las
apariencias, viendo a los ojos y sintiendo con el corazón.
Este, mi mundo clown, cambió mi vida; no mi esencia, sigo siendo yo,
sigo teniendo mis defectos; pero algunos se han modificado y sobre todo ahora
celebro mis virtudes. Hay tanto por sanar y cambiar, pero en este hermoso
proceso, le doy gracias a mi Dios y a mi "nariz", por darme esta oportunidad de
servir y amar, esperando sólo a cambio una sonrisa, un abrazo, en pocas
palabras: “Amor”.
Me encantó lo que escribiste. Que bonito tobogán de la pluma sobre el papel y la transferencia a la experiencia general.
ResponderEliminarGracias por visitar a Eritreo :D
eritreogalopando.blogspot.com
Querida Karlita, gracias por tu comentario. Abrazos.
ResponderEliminarKarlita, he querido seguir leyendo tus historias y has eliminado el "blog" ¿por quéeee?
ResponderEliminarYo te invito a que sigas leyendo mis vagas líneas, de vez en cuando.