¿El payaso, nace o se hace? Esta fue una
pregunta que se hizo en nuestro entrenamiento a “Doctores Clown”, la respuesta
fue dividida, algunos decían “Nace” otros “Se hace”.

Todos quisiéramos poder actuar con la
espontaneidad con la que actúa un niño, decir las cosas que queremos, llorar si
se nos antoja ante un deseo no cumplido, hundirnos en nuestros pensamientos y
juegos y simplemente dejar que nuestra mente vuele lejos, en ese mundo mágico
donde siempre somos felices. Sin embargo, en ocasiones, cuando la pena, la ira, la alegría...
se apoderan de nuestro ser y queremos actuar como lo hubiéramos hecho en
nuestra infancia, siempre hay alguien que te dice que es triste que te
comportes “como un niño”, y al hacerlo se reprime aún más nuestro deseo ; pero
es que comportarse como tal, no siempre es un
acto de inmadurez, sino simplemente un acto de LIBERTAD.
“Que son cosas de niño me dices… ¡Quién me
diera,
tener
una perenne inconciencia infantil,ser del reino del día y de la primavera,
del ruiseñor que canta y del alba de abril!
¡Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave
trino, perfume o canto, crepúsculo o aurora;
como la flor que aroma la vida… y no lo sabe,
como el astro que alumbra las noches… y lo ignora!"
Así de sencillo, como lo describió Medardo Ángel
Silva en su poema, así es un niño. Quizá si él hubiera leído y practicado lo
que él mismo escribió de ese ser que vivía dentro de él, si hubiera sacado su
payaso hubiera podido ser feliz, su final hubiera sido otro y no la tragedia
que le tocó vivir.
Dentro del corazón nuestro existe un niño
amoroso, que pide a gritos salir, jugar, amar; ¡ah! Y cuántas veces lo
reprimimos y cuántas veces lo humillamos, cuántas veces lo reprendemos, porque
sencillamente “Debemos madurar”.
Nosotros, los payasos, somos tan afortunados;
porque tenemos la oportunidad de hacer “renacer” nuestro niño, a ese juguetón
implacable que todo lo puede, que todo lo conquista, que todo lo sueña. Somos
capaces de crear con nuestra imaginación una vida distinta y traerla de un
universo lejano a nuestras vidas. Somos capaces, gracias a la magia de nuestra
nariz de cambiar vidas, empezando por la nuestra, empezando por la de los seres
que amamos. Un solo abrazo resume amor, una sola mirada transmite energía y si es “con
una sonrisa” es mejor.
Sí mis queridos amigos, “El payaso nace” y nace
en el momento en que cierras los ojos y oyes latir tu inocente corazón, y “renace”
en el momento en que lo dejas habitar en tu mundo, en tu esencia, en ti.
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