miércoles, 1 de agosto de 2018

DETALLES


Cuando recibo un presente y este es hecho por la persona que me lo entrega, tiene para mí un significado especial, el hecho que esa persona haya pensado en mí, que esa persona haya sido capaz de sentir mi alma, mi tristeza o mi alegría, mi entusiasmo... para mí es una conexión inexplicable, llena de magia, trascendental.
Dos grandes artistas, cada una con un género diferente, se hicieron presentes en mi vida. Una de ellas, pudo plasmar en un óleo toda la tristeza y desolación que hubo en mi corazón. La pintura, aunque triste, no deja de ser sencillamente hermosa, y parte de mi historia, la tengo detrás de mí escritorio, como un recordatorio de lo que fue, de lo que pasó y se superó. Ahora, recibo otro obsequio, igual de espléndido, pero con una visión diferente, llena de color y alegría. Contrastan ambos estados: “el alfa y omega”, “el ying y el yang”, “la pesadumbre y la felicidad”, “el ayer y el hoy”…
El girasol es mi flor favorita, para mí significa que cada día seguiré la luz, aun si pareciera la oscuridad eterna. La abeja posada sobre ella: este hermoso insecto simboliza la elocuencia, inteligencia y poesía (Deméter en griego) y su miel, la representación universal de la dulzura. Acompaña este delicado obsequio, una bailarina española con sutil velo sevillano, plasmando graciosamente mi amor por esta danza llena de sangre, pasíón y fuerza, la adorable muñequita sostiene un libro de poesía, la esencia de mi vida, las letras y mi amor por ellas. Detalles de mi vida y personalidad en un singular obsequio.
Cómo agradecer a estos dos hermosos seres el poder plasmar mi espíritu en sus creaciones, hacer esto con sus manos y poner amor en ello. Gracias María Verónica, por arrancar el dolor de mi corazón y encerrarlo en esa pintura. Gracias Patty, por iluminar mi corazón con la luz del girasol, la dulzura de la miel y la paz de la poesía. Las amo.

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