martes, 27 de agosto de 2019

POR FAVOR, NO ME OLVIDES


Veo sus ojos y hallo un infinito amor en ellos, toco sus manos y siento las vivencias, las caricias de antes, de siempre. Deseo aferrarme a sus recuerdos y no escapar de ellos, quedarme ahí por siempre, para siempre, nunca alejarme de sus pensamientos, viajar en sus sueños a aquellos lugares que no pudimos ir, que el tiempo no nos dejó, no nos lo permitió.

El tiempo lo cura todo dicen, es verdad, pero a más de ser un sanador, también es un ladrón que te roba vivencias, esperanzas, sueños... pero no el amor, porque no puede, porque es imposible cuando éste es puro y verdadero, porque el amor vence las barreras del olvido.

Hoy mi madre no me ha reconocido y ha sido una daga profunda, dolorosa; sin embargo, aun en sus momentos de ausencia, ella me mira con sus ojos llenos amor, sabe que me ama, aunque me confunda, aunque no me recuerde. Su mente se va, viaja a aquellos momentos de su infancia, de su juventud, momentos que la hicieron tan feliz. Me pide como una pequeñita indefensa que la lleve a ver a su mami, que la busque, que la traiga, que vaya por ella y yo sólo puedo decirle que todo está bien, que su mamá tuvo que viajar a un lugar muy bonito, que le ha dejado un beso y el mensaje que la ama con todo su ser, cree en mí, cree en lo que le digo y sonríe, sus ojos se iluminan y los míos también. De pronto, creo que me recuerda, me mira, me abraza, cantamos juntas y en ese momento mágico entre las dos le pregunto: ¿Quién soy? … duda, ríe nerviosamente al tiempo que me contesta con felicidad que soy su hermanita menor, sonrío con amor, mi corazón entristece. Tomo sus manos, las beso con dulzura, ella sonríe con sus ojitos llenos de luz y ante su hermosa sonrisa, pongo sus manos sobre mi rostro y sólo le puedo implorar: "Mami, por favor, no me olvides".



martes, 19 de febrero de 2019

"VAMOS A VOLAR, LA COMETA EMPINAR"


En mi clase de español suelo trabajar con cuentos, música, vídeos y/o películas. Este año ganó “Mary Poppins”. Empezamos con la lectura del cuento de Pamela Travers, continuamos con la versión original en película para culminar con “Salvando al señor Banks” que es un hermoso entramado de la vida de la autora con la lucha de Walt Disney por obtener los derechos para filmar la película.

Hay algo fascinante en ambas películas, la primera a pesar de haberse realizado hace muchas décadas atrás tiene un imán que atrapa. Debo admitir que al inicio pensé que mis estudiantes (acostumbrados a otro tipo de caricaturas y mensajes) se aburrirían, mi sorpresa fue muy grande cuando observé su concentración, me entusiasmaba escuchar cómo la comparaban con las escenas del libro. Se quedaron con las melodías de las canciones, de la última en especial. Una vez analizado el aspecto narrativo y el mensaje implícito en esta obra procedimos a ver “Salvando al señor Banks” fue emocionante observar una vez más la fascinación en el rostro de mis alumnos al entender qué llevó a la autora a crear esta icónica obra infantil.

Hoy después de muchos años, al escuchar la canción de cierre de la película tuve un "flashback" como en “Salvando al señor Banks” la autora los tiene. El mío estuvo relacionado con la cometa y el fantástico momento en que mi padre hizo una para mí. Tendría yo cuatro o cinco años cuando mi papá regresó de su trabajo con un papel cometa rojo y unos ligeros palos para crear la forma de la cometa. Recuerdo la alegría del momento, en realidad la cometa estaba destinada a mi hermano, ellos la hicieron juntos mientras yo observaba o simplemente pasaba los materiales para su confección. La cometa era grande, hermosa, mi padre con papel cometa amarillo le hizo ojos y bigote, la cola era una tela larga amarilla que hacía juego con éstos, sobró papel cometa y palos, mi padre en vez de desperdiciarlos decidió hacer una “cometita” para mí. Ese detalle de mi padre lo llevo tan dentro del corazón, no importaba el tamaño, importaba su dedicación, la manera de decirme que me amaba, para mi cometa no alcanzó papel amarillo para hacerle una carita ¡¡qué importaba!! correr junto a mi padre para hacerla subir al cielo, verla volar junto a la de mi hermano, recordar sus risas, la mía, ese momento lo atesoro por siempre en el alma, en el corazón. 

¡Qué maravillosa  es la música! ¡Qué maravillosos son los cuentos! Te hacen soñar o recordar.


lunes, 28 de enero de 2019

POR SIEMPRE "SU NIÑA"

Hoy fui a "Mi Comisariato" caminando, fui a comprar unas palanquetas para brindar mañana en una reunión de trabajo. Al salir de casa apenas chispeaba, casi nada, gotas minúsculas, estando ya en la acera regresé para sacar la basura con ayuda de papá, él me preguntó si llevaba llave de la casa y le aseguré que sí. El comisariato queda prácticamente diagonal a mi hogar, así que era sólo cuestión de esperar el cambio de luces de los semáforos, cruzar la avenida, llegar a mi objetivo: "Mi Panadería" y regresar, sólo cuestión de minutos. El amable señor de la panadería me preguntó si ya estaba lloviendo, respondí que no, que sólo chispeaba, al momento que el señor detrás de mí, dijo: "No, afuera ya hay un diluvio", miré sorprendida por la ventana, no se equivocaba, llovía copiosamente, como era de imaginar, no tuve precaución y no llevé paraguas, así que con pan en mano (bien enfundado, eso sí) decidí disfrutar el breve cruce de la avenida y gozar cada gota de lluvia que caía, porque el "agua santa" es mágica, te limpia el "aura", el alma. Literalmente me empapé y no paraba de sonreír, todo el mundo corre cuando la lluvia sorprende, yo decidí deleitarme en ella. Crucé el primer lado de la avenida sin prisa, pasé la estación de la Metrovía y me detuvo el siguiente semáforo. Mientras esperaba el cambio de luz vi una figura familiar ¡Era mi padre! con su débil, pero apresurado paso avanzaba angustiado cubriéndose con el paraguas, me buscaba entre los transeúntes para protegerme de la lluvia, para cubrirme y llevarme a casa. Crucé la calle, me vio empapada y reímos a carcajadas. "Te amo" -Le dije- y me abrazó. Él, extrañamente, nunca ha podido decírmelo, de hecho, somos "palo con piedra" casi todo el tiempo. No necesita decírmelo, puedo sentirlo, lo sé. Regresamos abrazados, ya con el paraguas de lado, total, él quería también recibir "el agüita santa", también quería volver a sentirse niño como yo.
Él siempre será mi superhéroe, aun así los años hayan sido su criptonita. Yo siempre seré su niña, su pequeñita, no importa qué tan vieja esté. Días como hoy, me demuestran que la felicidad está aquí, ahora, en su angustia por protegerme, en la risa de nuestro abrazo, en la ternura de sus ojos, en su eterno afán de protección...aunque seamos tan "diferentemente iguales" por siempre te amaré, papá.