
En este año he sido sometida a dos
cirugías en menos de seis meses, y la verdad nunca pensé que iba a pasar por
una situación así en mi vida, ¡Jamás! Y al igual que la protagonista de la historia
inicial, yo tenía guardada ropa y zapatos que los conservaba para una “ocasión
especial”. Luego de salir de la segunda cirugía, la cual fue aún más invasiva
que la primera, puesto que me tuvieron que cortar el intestino y no se
descartaba la posibilidad de vivir con una colostomía por un tiempo, después de
ello, me puse a pensar en que si Dios hubiera decidido tomar mi vida, hubiera
dejado tantas cosas sin usar y sobre todo, hubiera dejado de hacer y decir tantas
cosas, pensando en que podría tener tiempo para hacerlas el día de mañana. Fue
entonces que recordé que esta mujer había muerto sin disfrutar de la suavidad
de su ropa íntima y quizá sin la suavidad de un abrazo y de una palabra de amor
a su esposo, quizá dejó muchas cosas para después.
Han pasado tres meses desde mi
última cirugía y aunque mi cuerpo no tiene todavía el ritmo de antes, puesto
que por dentro todavía está sanando, algo que se recuperó inmediatamente
en mí fueron las ganas de vivir, de disfrutar cada amanecer así me muera de
sueño por despertar temprano, del abrazo de mis padres, de las sonrisas de los
amigos, del consejo recibido y por qué no también del enojo, del desacuerdo, de
las lágrimas…disfruto todo, porque hasta lo que pensamos es negativo, llega a
tener algo de sabiduría que nos enseña a mejorar o a superar errores y
corregirlos.
Hoy me veo en el espejo y veo a
una mujer llena de vida, porque es lo que refleja mi alma. Renovada, con
ganas de comerme el mundo nuevamente. Soy una mujer que saca las etiquetas de
sus vestidos nuevos y los luce como si cada día fuera a una fiesta, que abre la
caja de sus zapatos y calza aquel par de
zapatos de tacón que estaba destinado sólo para fiestas, que destapa su perfume
favorito y se lo pone para que sus estudiantes, amigos y compañeros perciban su aroma.
Hoy me veo en el espejo y veo el brillo de mis ojos, el brillo de mujer
enamorada, enamorada del amor y de la vida, y sé que NUNCA más dejaré algo para
luego, nunca más guardaré un “te quiero” para después, jamás esconderé mi amor
por las personas por orgullo ni por vergüenza, abrazaré cada día como si fuera
el último y comeré lo que pueda mientras me esté permitido, cantaré con el alma así mi voz no tenga registro alguno, bailaré las canciones de mi juventud y las modernas que más me gusten, me sentaré frente
al mar bajo una sombrilla y mostraré orgullosa mis cicatrices de guerra, tomaré
las margaritas que tanto me gustan, porque la vida es mía y siempre he pensado
ha sido mi mayor presente.
Hoy me veo en
el espejo y digo GRACIAS, gracias porque puedo hacerlo y tuve la oportunidad de
no dejarlo para después.
Hoy es un día especial, por lo
tanto he escrito esto, ¿Por qué iba a dejarlo para luego?