Los que me conocen saben que nunca estuvo entre mis planes tener un hijo,
mi independencia y libertad tuvieron un precio muy grande que pagar. No puedo
imaginar mi vida cuidando a una personita que cuando sea adulta me podría
culpar por no haber sido lo suficientemente buena madre, además que
económicamente se hubiera llevado quizá el 90% de mis ingresos y tiempo y eso
en cambio no se lo hubiera perdonado yo. Sin embargo, ahora que mis padres son
ancianos y tengo la bendición de
tenerlos a mi lado, cuidarlos y mimarlos, me he dado cuenta que ser madre es
hermoso.
Los roles cambiaron y ahora, después de haber sido por tantos años la
consentida del hogar, me he convertido en el pilar de sus vidas. No hay mañana
en que no entre a su habitación a verificar si despertaron bien, o en la
madrugada entrar a su cuarto para constatar que su respiración es normal,
desvelarme si enferman, cuidar su alimentación…Ahora, cada mañana, me levanto
muy apurada para ordenar las cosas antes de ir a mi trabajo; lo primero que
hago es darle sus medicamentos, dejar organizados los suplementos que deben
tomar a través del día, salir a comprar el pan y el periódico (algo que hacía
mi papá), pero sobre todo darles un gran abrazo y recibir su bendición antes de
partir.
“Los ancianos son como niños” me dice la gente y en verdad que lo son, hay
una inocencia en sus ojos, una dulzura en sus palabras, callan y esperan, ya no
exigen ni ordenan, esperan con ansias tu regreso, así como cuando uno era niño
y se emocionaba cuando papá y mamá llegaban. Se emocionan con golosinas, les
encanta salir a pasear; aunque en ocasiones tienen esos berrinches de querer
quedarse en casa y uno tiene que actuar como “padre” y obligarlos a bañarse,
vestirse y salir con uno. Sonrío cuando leo esto, porque eso hacían ellos
cuando yo de adolescente no quería salir.

Entonces, que nadie me diga que no sé lo que es ser madre, porque tengo dos hijos maravillosos,
que no los parí, pero que en su vejez crecieron en mi corazón, siempre los amé
y respeté, pero ahora los venero con toda mi alma.